¡Mi perro tiene diarrea y vómitos! Esto es exactamente lo que hice (Guía paso a paso)

Qué hacer cuando tu perro tiene diarrea y vómitos: Guía paso a paso

Aún recuerdo que una noche me desperté con el horrible sonido de las arcadas de mi perro en el suelo del dormitorio. Presa del pánico, encendí las luces y me encontré con un desastre que ningún dueño de mascotas quiere ver: charcos de vómito y, para mi consternación, restos de diarrea en la alfombra. Mi corazón latía de preocupación mientras mi cachorro, aturdido, me miraba con ojos tristes e incómodos. Como dueño de un animal de compañía, ver a tu amigo peludo tan enfermo y desdichado es francamente aterrador, y lo único que quieres es que mejore lo antes posible.

Un perro enfermo yace en el suelo con expresión cansada y miserable. Cogí a mi perro y lo envolví en una toalla suave, intentando consolarlo mientras me preguntaba frenéticamente qué podía haber causado esta repentina explosión de enfermedad. ¿Habría comido algo malo? ¿Hice algo malo con su cena? Mi mente daba vueltas a las posibilidades mientras limpiaba, al tiempo que arrullaba a mi cachorro para tranquilizarlo. Estaba claro que tenía que actuar con rapidez, pero también con cuidado, para que mi perro se sintiera mejor. Respiré hondo, me recordé a mí misma que debía mantener la calma y empecé a repasar mentalmente los pasos que debía dar a continuación.

Si alguna vez te has encontrado en una situación similar, sabes lo aterrador que puede ser. La buena noticia es que muchos casos de vómitos y diarrea caninos son manejables con algunos cuidados caseros rápidos y sencillos. La clave está en saber qué hacer y cuándo. En este artículo, compartiré una perspectiva personal y una sencilla guía paso a paso sobre cómo tratar a un perro con diarrea y vómitos. Empezaremos examinando las posibles causas (para que tengas una idea de por qué ocurre), y luego veremos exactamente qué debes hacer para que tu cachorro se sienta mejor. Y, lo que es más importante, hablaremos de las señales de alarma que indican que ha llegado el momento de acudir al veterinario.

el veterinario opera al perro

Posibles causas de diarrea y vómitos en perros

Hay muchas razones por las que un perro puede tener malestar estomacal de repente. A veces no es gran cosa -como cuando tu cachorro coge a hurtadillas un poco de restos de pizza de la basura- y otras veces puede indicar algo más grave. He aquí algunas causas frecuentes de diarrea y vómitos en los perros:

  • Indiscreción alimentaria (comer algo malo): Es una forma elegante de decir que tu perro comió algo que no debía. Puede que fuera basura, restos de comida, una golosina nueva o incluso hierba. Los perros son famosos por engullir comida en mal estado u objetos extraños, que pueden causarles trastornos estomacales. Esta «tripa de basura» es una de las causas más frecuentes de vómitos repentinos o heces blandas.
  • Alergias o intolerancias alimentarias: Al igual que las personas, los perros pueden tener alergias o sensibilidades alimentarias. Un cambio repentino en la dieta o un ingrediente que no le siente bien a tu perro puede provocar vómitos o diarrea. Por ejemplo, algunos perros son alérgicos a determinadas proteínas o intolerantes a la lactosa. Si has cambiado recientemente de comida para perros o has introducido un nuevo alimento, ésa puede ser la causa del malestar.
  • Infecciones (víricas o bacterianas): Varias infecciones pueden causar problemas gastrointestinales. Los cachorros, por ejemplo, son vulnerables a virus como el parvovirus, que provoca vómitos y diarrea graves. Los perros de cualquier edad pueden contraer infecciones bacterianas por agua o alimentos contaminados (por ejemplo, salmonela o E. coli), que provocan trastornos gastrointestinales. A menudo, las infecciones vienen acompañadas de otros signos, como fiebre o letargo.
  • Parásitos: Los parásitos intestinales, como ascárides, anquilostomas o giardia, son otra causa frecuente. Estos bichos indeseables pueden irritar el tubo digestivo del perro y provocar diarrea, a veces con vómitos. Los parásitos son especialmente sospechosos si notas heces blandas que persisten o contienen mucosidad. Afortunadamente, un veterinario puede detectar y tratar fácilmente la mayoría de los parásitos.
  • Estrés o ansiedad: Lo creas o no, el estrés también puede provocar malestar estomacal a los perros. Los grandes cambios, como las mudanzas, el internado, los viajes largos en coche o la ausencia de un familiar, pueden poner tan ansioso a un perro que desarrolle diarrea (a menudo conocida como colitis por estrés) o incluso vómitos. Si tu perro está por lo demás sano y recientemente le ha ocurrido algo emocionalmente estresante, podría ser el desencadenante.

Todos los problemas anteriores pueden alterar el tracto gastrointestinal de tu perro y provocar los desafortunados síntomas de vómitos y diarrea. En muchos casos -especialmente con indiscreciones dietéticas o estrés leve- el problema es temporal y tu cachorro puede recuperarse con algunos cuidados de apoyo en casa. Sin embargo, ten en cuenta que a veces los vómitos y la diarrea pueden ser señal de una enfermedad más grave si son graves o persistentes. Por ejemplo, la pancreatitis (inflamación del páncreas) o una obstrucción intestinal también pueden causar estos signos. Mientras sigues los siguientes pasos para ayudar a tu perro, prepárate siempre para llamar al veterinario si las cosas no mejoran o si sospechas que se trata de algo más grave.

Guía paso a paso sobre qué hacer

Vale, tu perro vomita o tiene diarrea (o ambas cosas), y es comprensible que estés preocupado. He aquí una guía paso a paso -en lenguaje llano- sobre lo que deben hacer los dueños de perros en esta situación. Empezaremos desde los primeros momentos en que descubres el desaguisado, hasta que tu cachorro recupera la salud o decide que ha llegado el momento de pedir ayuda profesional.

  1. Evalúa la gravedad: En primer lugar, observa bien a tu perro y la situación para calibrar la gravedad de los vómitos y la diarrea. ¿Tu perro ha vomitado una sola vez y luego ha vuelto a mover la cola, o vomita repetidamente y tiene varios episodios de diarrea? ¿Hay algo inusual en el vómito o las heces, como sangre o trozos de algo que haya comido? Comprueba el comportamiento de tu perro: ¿sigue bastante activo y con los ojos brillantes, o parece aletargado, deprimido o dolorido? Si se trata de un único episodio de vómito o de heces blandas y, por lo demás, tu cachorro parece normal, puede que sólo se trate de un malestar leve. En ese caso, es probable que puedas tratarlo en casa (veremos cómo en los pasos siguientes). Sin embargo, si tu perro vomita o hace caca sin parar, ni siquiera puede retener el agua, o se comporta como si estuviera muy enfermo, considéralo una señal grave. Además, los cachorros y los ancianos pueden debilitarse rápidamente por deshidratación, así que peca de precavido con ellos. Una buena regla general: si los vómitos o la diarrea no han cesado en unas 24 horas, o si van acompañados de signos preocupantes como debilidad, fiebre, secreciones sanguinolentas o dolor evidente, entonces se trata de algo más que un pequeño dolor de barriga. En esos casos, sáltate los remedios caseros y llama a tu veterinario (véase más adelante «Cuándo contactar con un veterinario»). Básicamente, debes saber cuándo puedes observar con seguridad un poco más de tiempo y cuándo debes actuar con rapidez o buscar ayuda.
  2. Retén la comida durante 12-24 horas: Si la situación de tu perro parece de leve a moderada (por ejemplo, un par de vómitos o unas heces blandas, pero ya puede descansar), el siguiente paso suele ser quitarle temporalmente la comida. Suena un poco cruel, porque a ninguno de nosotros nos gusta saltarnos una comida cuando estamos enfermos, pero en realidad los perros son bastante resistentes al ayuno de corta duración. De hecho, los veterinarios suelen recomendar retener toda la comida durante unas 12 a 24 horas cuando un perro ha estado vomitando o tiene diarrea. La razón es sencilla: dar un descanso al tracto gastrointestinal puede ayudar a detener el ciclo de irritación. Imagina que el estómago y los intestinos de tu perro están irritados e inflamados; seguir introduciendo comida por ahí puede seguir provocándolo. Al no alimentar a tu perro durante un breve periodo, básicamente estás pulsando el botón de «pausa» y permitiendo que su sistema se calme. Importante : sólo omite la comida, no el agua. Asegúrate de que tu cachorro sigue teniendo acceso a agua fresca (más información sobre la hidratación en el siguiente paso). Además, usa tu criterio en el ayuno: si tienes un cachorro joven, un perro muy pequeño, un perro anciano o uno con otras enfermedades como la diabetes, consulta con un veterinario antes de ayunarlo tanto tiempo. Esos perros podrían necesitar un periodo de ayuno más corto o incluso ninguno, porque pueden sufrir bajadas de azúcar u otros problemas si no comen. Pero para la mayoría de los perros adultos sanos, una pausa alimentaria de 12-24 horas suele ser beneficiosa para ayudarles a eliminar las «cosas malas» y dejar que su estómago se asiente. Durante el periodo de ayuno, no le des golosinas, restos de comida ni ningún otro alimento -estricto significa estricto, o se pierde todo el sentido de hacer descansar el intestino. Puede que tu perro pida comida (si se siente un poco mejor), pero mantente firme y recuerda que es por su propio bien.
  3. Proporciónales hidratación: Los perros pueden deshidratarse muy rápidamente cuando tienen diarrea y vómitos, porque pierden muchos líquidos. Mantener a tu perro hidratado es absolutamente fundamental. Nunca niegues el agua a un perro enfermo; de hecho, debes animarle a beber. Empieza por comprobar que tu cachorro dispone en todo momento de un cuenco con agua limpia y fresca. Observa si realmente la bebe. Si tu perro es reacio a beber, prueba algunos trucos: ofrécele cubitos de hielo para que los lama (muchos perros creen que es una golosina), o viértele un cuenco pequeño de caldo de pollo o ternera bajo en sodio. A veces, el ligero sabor atraerá al perro a beber más. Incluso puedes enfriar el caldo para que sea más fácil para un estómago con náuseas. El objetivo es ingerir líquidos lenta y constantemente; tragar mucha agua de golpe puede provocar más vómitos, así que deja que tu perro beba a sorbos si es posible. Primer plano de un perro enfermo al que se le administra medicina líquida o agua con un gotero. En caso de apuro, utilizar un gotero limpio o una jeringuilla para gotear agua en la boca de tu perro puede ayudar a mantenerlo hidratado cuando se niegue a beber por sí mismo. La hidratación es tan importante que, si tu perro no bebe voluntariamente, puede que tengas que administrarle tú mismo agua cuidadosamente en pequeñas cantidades. Como se muestra arriba, puedes utilizar una jeringuilla para mascotas o incluso una jeringuilla para pavos (sin la aguja, por supuesto) para echar un chorrito de agua en un lado de la boca de tu perro. Hazlo lenta y suavemente para evitar que se ahogue o aspire. Poco a poco es la clave. Puede resultar tedioso, pero puede evitar la deshidratación. Vigila el estado de hidratación de tu perro comprobando sus encías: deben estar húmedas y resbaladizas, no secas ni pegajosas. También puedes realizar la prueba de la tienda de piel: pellizca suavemente la piel entre los omóplatos de tu perro y luego suéltala. En un perro bien hidratado, la piel volverá a su sitio. Si permanece «en tienda» o retrocede lentamente, es un signo de deshidratación. Prioriza siempre la hidratación; un perro que no pueda retener agua o muestre signos de deshidratación necesita atención veterinaria inmediata. En casos leves, sin embargo, ofrecerle mucha agua y quizá una solución electrolítica (pide a tu veterinario algo como Pedialyte diluido sin sabor) puede ayudar a tu cachorro a recuperarse en casa.
  4. Introduce una dieta blanda: Tras el periodo de ayuno (y una vez que hayan cesado los episodios de vómitos), deberás reintroducir la comida de forma gradual y suave. Las primeras comidas deben ser muy sencillas y suaves, para no sobresaltar el sistema digestivo de tu perro. Piensa en el clásico remedio humano de tostadas secas o galletas saladas cuando estamos enfermos; para los perros, la dieta blanda suele ser arroz blanco hervido y pechuga de pollo magra hervida. El arroz blanco es fácil de digerir y el pollo aporta proteínas sin demasiada grasa ni condimentos. También puedes utilizar carne picada de vacuno hervida (extra magra, sin grasa) como proteína alternativa, o incluso huevo revuelto, pero el pollo y el arroz es lo más habitual. Sírvelo sin condimentos, aceites ni mantequilla. Empieza con poca cantidad: unas cucharadas soperas para un perro pequeño, quizá 1/2 taza para un perro grande, sólo para ver si puede tragarlo. Si tu perro se lo traga y lo mantiene durante unas horas, puedes ofrecerle un poco más más tarde. Es mejor dar comidas pequeñas y frecuentes en vez de una comida grande. Por ejemplo, puedes darle unas cucharadas de comida blanda cada 3-4 horas. Esto es más fácil para el estómago. Uno o dos días después, si la diarrea mejora (las heces empiezan a endurecerse) y no hay más vómitos, continúa con la dieta de pollo y arroz. La mayoría de los veterinarios recomiendan seguir una dieta blanda durante 2-3 días y luego volver lentamente a la comida habitual del perro. Para la transición, mezcla un poco de la comida normal con la mezcla de arroz y ve aumentándola gradualmente durante un par de días más. Durante la fase de dieta blanda, evita las golosinas y cualquier otro alimento. ¡Suave significa realmente suave! También puedes considerar la posibilidad de que tu veterinario te recete una dieta gastrointestinal (a menudo tienen comida blanda enlatada formulada para la recuperación). Ya sea casera o recetada, la idea es la misma: dar al tracto digestivo un suave reinicio con comida blanda de fácil digestión. De hecho, a muchos perros les encanta el sabor del pollo y el arroz, así que puede que tengas un paciente ansioso cuando recupere el apetito. Pero no te apresures a volver a las hamburguesas y las galletas: la paciencia es la clave.
  5. Vigila los síntomas y el comportamiento: Mientras cuidas a tu perro durante este episodio de malestar estomacal, vigila de cerca cómo se encuentra. La vigilancia es importante porque te indica si tus cuidados caseros están funcionando o si las cosas pueden estar empeorando. Vigila la frecuencia de los vómitos o la diarrea: ¿está disminuyendo su frecuencia? ¿Las heces se están formando un poco más en lugar de ser puro líquido? Son buenas señales. Observa también el comportamiento y el nivel de energía de tu perro. Un perro que vuelve a comportarse como su juguetón habitual, o al menos parece más animado y muestra interés por la comida y el agua, probablemente se está recuperando. Por otra parte, las señales de alarma a las que debes prestar atención son: vómitos o diarrea que continúan o empeoran a pesar de las medidas que has tomado, aparición de sangre en el vómito o las heces (de color rojo brillante o incluso heces oscuras de aspecto alquitranado), tu perro se vuelve muy letárgico, débil o no responde, tiene fiebre (si puedes tomarle la temperatura, es preocupante que supere los 103 °F/39,4 °C) o signos de dolor (como quejidos, gemidos o adopción de una postura encorvada). Si se produce alguno de ellos, es hora de interrumpir el tratamiento casero y buscar atención veterinaria. De hecho, los veterinarios aconsejan que, si la diarrea dura más de unas 24 horas o va acompañada de otros síntomas preocupantes, les llames. Cuando hagas el seguimiento, asegúrate también de anotar la ingesta y la producción: cuánta agua bebe tu perro, con qué frecuencia hace pis, etc., ya que la deshidratación puede no ser evidente hasta que es grave. Si en algún momento te sientes inseguro o incómodo con lo que ves, no dudes en llamar a tu veterinario y preguntarle. Siempre es mejor prevenir. La mayoría de los veterinarios están dispuestos a aconsejar por teléfono sobre si un perro puede ser atendido en casa o debe acudir.
  6. Prueba remedios naturales si los síntomas son leves: En los casos leves de diarrea (sobre todo cuando han cesado los vómitos), hay algunos remedios naturales suaves que muchos dueños de perros y veterinarios recomiendan. Un calmante popular para el estómago es la calabaza en lata (no el relleno dulce de la tarta de calabaza, sino la calabaza natural). La calabaza es rica en fibra soluble, que puede absorber el exceso de agua en los intestinos y ayudar a reafirmar las heces blandas. También es rica en vitaminas y, en general, muy segura. Puedes mezclar una cucharada o dos de calabaza natural en la comida blanda de tu perro. A muchos perros les encanta su sabor. Otro complemento útil pueden ser los probióticos. Se trata de suplementos (a menudo polvos o pastas para perros) que añaden bacterias buenas al intestino. La idea es reequilibrar la flora intestinal tras un trastorno. Hay pruebas de que los probióticos pueden acortar los episodios de diarrea y restablecer la digestión normal
    vet.cornell.edu

    . Puedes preguntar a tu veterinario por una marca de probióticos recomendada (suelen tener productos como FortiFlora o Proviable), o utilizar un probiótico canino de una tienda de animales. Incluso el yogur natural sin azúcar con cultivos vivos puede ser una fuente probiótica suave (sólo si tu perro tolera los lácteos). Introduce cualquier remedio en pequeñas cantidades para asegurarte de que le sienta bien a tu perro. Por ejemplo, empieza con 1 cucharada sopera de calabaza y observa cómo se comporta, en lugar de echar una taza entera en su cuenco. Además de la calabaza y los probióticos, algunos propietarios utilizan infusiones de hierbas (la infusión de manzanilla fría puede ser calmante y también proporciona hidratación) u olmo resbaladizo (un suplemento de hierbas que puede recubrir el tubo digestivo). Pueden ser eficaces en casos leves, pero investiga siempre un poco o consulta a un veterinario sobre el uso adecuado. Y recuerda, natural no significa inofensivo: nunca des medicamentos para humanos ni hierbas al azar sin orientación profesional. Los remedios sencillos y seguros para los perros, como la calabaza, suelen ser la mejor opción. Si en algún momento los remedios naturales no ayudan y la diarrea empeora, es hora de buscar atención veterinaria. Los remedios naturales son sólo para situaciones leves que mejoran, no sustituyen al tratamiento médico en casos graves.

Siguiendo los pasos anteriores, muchos perros empezarán a recuperarse en 24-48 horas. Sin embargo, es crucial que conozcas a tu mascota y utilices el sentido común. Si tu instinto (¡o el de tu perro!) te dice que no se trata de un simple trastorno, deberás buscar ayuda profesional cuanto antes. En la siguiente sección, repasaremos exactamente cuándo coger el teléfono y llamar a tu veterinario.

Cuándo contactar con un veterinario

A veces, a pesar de tus mejores esfuerzos, los vómitos o la diarrea de un perro pueden ser demasiado graves para tratarlos en casa. Ciertos signos indican que debes buscar atención veterinaria inmediatamente. No esperes a que tu perro esté muy enfermo: si observas alguna de las situaciones siguientes, llama inmediatamente a tu veterinario o a un hospital de animales de urgencias:

  • Sangre en el vómito o las heces: Si ves sangre (roja o negra) en el vómito o la diarrea de tu perro, es una gran señal de alarma. Vomitar sangre (lo que se conoce como hematemesis) o defecar con sangre puede indicar cualquier cosa, desde una irritación gastrointestinal grave hasta una úlcera sangrante o una ingestión tóxica. Un perro que vomita sangre se considera una urgencia y debe ser visto inmediatamente por un veterinario. Del mismo modo, la presencia de sangre en la diarrea (rayas rojas o aspecto de alquitrán negro) justifica una evaluación urgente. No te demores si detectas sangre: busca ayuda profesional.
  • Vómitos/diarrea persistentes o que empeoran: Un solo vómito o una deposición suelta puntual pueden no ser motivo de pánico, pero si tu perro no puede dejar de vomitar o de tener diarrea, es hora de acudir al veterinario. Por ejemplo, más de unas 24 horas de síntomas continuos o más de unos cuantos episodios en un solo día es preocupante. Además, si la diarrea es muy acuosa y frecuente (lo que puede provocar deshidratación), o los vómitos son tan intensos que ni siquiera el agua se mantiene en el estómago, es probable que tu perro necesite medicación y líquidos que sólo puede proporcionarle un veterinario. Regla general: si las cosas no mejoran constantemente con los cuidados caseros, o empeoran en algún momento, busca atención veterinaria.
  • Letargo, debilidad o colapso: Si tu perro se muestra extremadamente débil, letárgico (muy bajo de energía, no se levanta) o, lo que es peor, parece estar al borde del colapso, acude inmediatamente al veterinario. El letargo combinado con vómitos/diarrea puede indicar deshidratación, desequilibrios electrolíticos o una infección subyacente grave. Por ejemplo, el parvovirus en cachorros causa letargo con vómitos y diarrea (a menudo sanguinolenta) y es potencialmente mortal. Incluso en los perros adultos, si notas que tu mascota no es ella misma en absoluto -si está apática, temblorosa o demasiado débil para mantenerse en pie-, eso va más allá de un remedio casero.
  • Signos de deshidratación: Como ya se ha dicho, la deshidratación puede llegar a ser muy peligrosa. Si las encías de tu perro están secas o pegajosas, sus ojos parecen hundidos, no orina o su piel se «tensa» al pellizcarla, son signos de deshidratación importante. La deshidratación grave suele requerir líquidos intravenosos de un veterinario. Además, la deshidratación hace que el perro se sienta mucho más enfermo y puede dañar órganos. Por tanto, si sospechas que tu cachorro está deshidratado y no consigues que beba o retenga líquidos, es hora de que acuda al veterinario.
  • Dolor abdominal o hinchazón: El dolor abdominal intenso en los perros puede manifestarse como quejidos cuando se les toca la barriga, un abdomen tenso/duro, o que el perro adopte una postura de oración (patas delanteras y cabeza hacia abajo, parte trasera hacia arriba) para intentar aliviar el dolor. Esto podría indicar algo como una pancreatitis o una obstrucción. Del mismo modo, si el abdomen de tu perro parece hinchado o distendido y vomita sin producir mucho (lo que podría ser una hinchazón o una obstrucción), acude inmediatamente al veterinario. Estas afecciones pueden ser urgencias potencialmente mortales.
  • Muy joven, muy mayor, o problemas de salud subyacentes: Si tu perro es un cachorro joven, un anciano o tiene otras afecciones médicas (como diabetes, enfermedad renal, etc.), debes ser más cauto. Los cachorros en particular pueden decaer rápidamente por deshidratación o padecer enfermedades contagiosas como el parvo. Los perros mayores pueden no recuperarse tan fácilmente y pueden tener factores que compliquen la situación. En estos casos, es aconsejable ponerse en contacto con un veterinario a la primera señal de problemas, en lugar de esperar a ver qué pasa. El veterinario puede recomendarte que acudas enseguida debido al mayor riesgo que conllevan estos perros.

En resumen, confía en tus instintos. Tú eres quien mejor conoce a tu mascota. Si algo te parece muy raro o los síntomas tocan alguna de las notas de peligro anteriores, ve sobre seguro y pide consejo médico profesional. Siempre es mejor que un veterinario examine un caso grave de vómitos/diarrea cuanto antes. Pueden proporcionar tratamientos como inyecciones contra las náuseas, líquidos intravenosos y medicamentos contra las infecciones o el dolor, intervenciones que pueden salvar realmente la vida en situaciones críticas.

Reflexiones finales

Tratar con un perro que vomita y tiene diarrea es sin duda estresante, pero recuerda que no estás solo y que estas dolencias son muy comunes en nuestros amigos caninos. A menudo, un simple malestar estomacal se resuelve con un poco de ayuno, hidratación y una dieta blanda, y tu cachorro volverá a mover la cola en un santiamén. La clave es mantener la calma, seguir los pasos básicos para cuidarlo y vigilarlo de cerca.

Como dueño de una mascota, es normal sentirse preocupado e incluso un poco impotente cuando tu peludo compañero está enfermo. Pero si sabes qué hacer (y qué no hacer), ya habrás eliminado gran parte del miedo de la situación. Hemos explicado cómo evaluar la gravedad, cómo responder con cuidados caseros y cuándo acudir a los profesionales. Si has hecho todo lo posible en casa y tu perro sigue sin mejorar, no dudes en ponerte en contacto con el veterinario. De hecho, aunque sólo tengas la corazonada de que algo va mal, no pasa nada por ponerte en contacto con el veterinario: puede orientarte por teléfono o pedirte que acudas para un examen. No hay nada como ser demasiado precavido cuando se trata de la salud de tu mascota. Nunca te arrepentirás de hacer esa llamada o visita, aunque resulte ser un problema menor, porque el bienestar de tu perro y tu tranquilidad lo merecen.

Al final, nuestros perros confían en que los cuidemos cuando están enfermos. Actuando con rapidez, consideración y cuidado, puedes ayudar a tu perro a superar un ataque desagradable de diarrea y vómitos. Y si las cosas no mejoran, buscar ayuda profesional es la mejor decisión: no significa que hayas fracasado, sino que quieres lo mejor para el peludo de tu familia. Con un poco de cariño y las medidas adecuadas, lo más probable es que tu querido cachorro se recupere y vuelva a darte besitos antes de que te des cuenta. Buena suerte, y dale a tu perro un abrazo extra: ¡ellos (y tú) lo superaréis!

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